Descripción
La concepción del mundo azteca está marcada por un sentimiento de servidumbre y de cercanía a la muerte, a menudo referido en los Poemas náhuatl. Los hombres han nacido para servir a los dioses, por ello la poesía náhuatl comprende poemas cosmogónicos y ceremoniales, que celebran al sol, los dioses, el amor, la belleza y el heroísmo; reflexionan sobre el sentido de la vida y proclaman su brevedad. En dicha lengua la expresión utilizada para referirse a la poesía es «flor y canto» (in xóchitl, in cuícatl), un nombre compuesto que describe varios elementos de la sacralización de la poesía. Este juego de palabras alude a un diálogo interior con uno mismo, con lo divino, el mundo y la comunidad. Téngase en cuenta que en la sociedad náhuatl los poetas eran considerados príncipes o sacerdotes que expresaban los sentimientos de la comunidad mediante estos poemas de transmisión oral.
Los poetas náhuatl más conocidos son: Nezahualcóyotl, su hijo Nezahualpiltzin, y los príncipes-sacerdotes Totoquihuatzin, Tochihuitzin y Tecayehuatzin.
La presente selección y traducción de Poemas náhualt fue realizada por Ángel María Garibay.
Fragmento de la obra
La flor y el canto
Anónimo de Chalco
Brotan las flores, están frescas, medran,
abren su corola.
De tu interior salen las flores del canto:
tú, oh poeta, las derramas sobre los demás.
Mi poema
Totoquihuatzin,
rey de Tlacopan
(principios del siglo XVI)
Yo perforo esmeraldas,
yo oro estoy fundiendo:
¡Es mi canto!
En hilo ensarto ricas esmeraldas:
¡Es mi canto!
Eterna vida de la poesía
Tochihuitzin,
señor de Mexicaltzinco
(entre 1510-1520)
Cual un canto habéis vivido,
cual una flor habéis brotado,
oh príncipes.
Yo soy Tochihuitzin que dejé la grama:
¡aquí va el sartal de mis flores!